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domingo, 28 de junio de 2015

EL FERVOR MARIANO DE TODA LA PROVINCIA INUNDA LA CAPITAL

La Virgen de los Dolores continúa en procesión por el Patio de los Naranjos
 
     El calor hizo estragos en la Magna Mariana. Aunque las previsiones de público masivo no se han cumplido en su totalidad, ya que se esperaba a más de 200.000 personas, así como superar los asistentes que hubo en el Vía Crucis Magno hace año y medio, la parte del casco antiguo en el que se permitió la libre circulación de personas, sobre todo en la calle San Fernando y sus aledaños, sí estuvo abarrotado de miles y miles de turistas y cordobeses que no quisieron perderse un acontecimiento histórico, en el que 25 pasos de vírgenes coronadas hicieron brillar la ciudad más que los abrasadores rayos del sol en la primera Magna Mariana Regina Mater.

     Se mirase a donde se mirase, la estampa típica de la tarde era el abanico en una mano, y la botella de agua, en la otra. Fueron los productos estrella, que acompañaron en todo momento a los miles de personas que se acercaron a ver las procesiones a pesar del intenso calor, que ni siquiera a altas horas de la madrugada dio tregua: la noche fue de aire espeso, pegajoso, del que cuesta respirar. Paco García, vendedor de un puesto ambulante de bebidas se había quedado sin botellas de agua a las 19:30. "Solo me piden agua y me preguntan si conozco alguna tienda que venda abanicos", explicaba desbordado por la gran demanda. Los costaleros, los miembros de los cortejos y las bandas fueron los que más tuvieron que sufrir las altas temperaturas. "Me encanta ir debajo del Carmen pero no ha sido acertada la hora a la que hemos salido de San Cayetano", se quejaba José de la Fuente, costalero de Nuestra Señora del Carmen, la primera en salir a su estación de penitencia, a las 17:40. Las gotas de sudor caían por las frentes y las espaldas de todos los que quisieron acompañar a sus patronas, sobre todo de los miembros de las bandas de música quienes, a parte de andar largas horas, tuvieron que cargar pesados instrumentos. Fueron precisamente esas horas tan tempranas, en las que el calor daba una bofetada a todo el que no estuviese en la sombra, las que provocaron que las expectativas de afluencia masiva de público no acaben en realidad. Aún así, el éxito de la concentración fue total.

     Aunque el sol apretaba a las seis de la tarde, los egabrenses acompañaron en todo momento a su madre, María Santísima de la Sierra, patrona de Cabra. Al sol de las campanas de la Iglesia de la Trinidad y al compás de una Salve cantada por sus feligreses, la hermandad salió por la puerta grande para procesionar, por primera vez en su historia, por las calles de Córdoba. "Es un hecho histórico, que no quería perderme", contaba María de la Sierra Lamas, vecina de la ciudad, que presumía orgullosa de llevar el nombre de su "amada" virgen, quien no es solo popular en la localidad sino también en toda la comarca de la Subbética y más allá de la provincia. Hasta Málaga ha llegado el fervor hacia la Virgen de la Sierra. María Victoria Mesa y su marido son malagueños y devotos desde hace más de nueve años, hasta tal punto que no se han perdido ninguna romería, ni siquiera, ningún pequeño acto que le hacen a la virgen en Cabra. "Nosotros vamos siempre, el primer día que vi su cara me enamoré de ella", afirmaba la señora. Nunca les importa recorrer más de 100 kilómetros para ver a su "Madre de los Cielos", y esta ocasión no era menos. Ni los más de 45 grados pudieron disuadirlos de acompañarla durante un largo recorrido, que duró más de siete horas.

     "¡Viva la Virgen de la Estrella, viva y viva!", clamaban con júbilo los villarrenses cuando salió su patrona de la Real Colegiata de San Hipólito, entorno a las siete de la tarde. Una petalada de rosas rojas y blancas bañaron a la virgen de Villa del Río, flores que simbolizaban el inmenso cariño que le tienen los habitantes de esta localidad del Alto Guadalquivir. Así lo expresaba Conchita López, hermana desde pequeña, que continúa la tradición que su padre comenzó, con su bebé recién nacida. "Lo primero que hice cuando nació la niña fue inscribirla en la hermandad", explicaba esta vecina de Villa del Río, quien esperaba, junto con la pequeña, dormida en el cochecito, la salida procesional. "No hay pueblo que esté más orgulloso de su patrona que nosotros", expresaban con una sonrisa de oreja a oreja Ana Padilla y María José Martínez, dos habitantes más, quienes esperaban acompañar durante todo el recorrido a la procesión siempre que los pies se lo permitiesen.

    Al igual que las hermandades marianas, las mujeres fueron protagonistas de muchas procesiones como, precisamente, la de la Virgen de la Estrella, en la que gran parte del cortejo estuvo representado por señoras de mantilla. Por otro lado, 18 costaleras llevaron sin demora y con buen paso a los Remedios de Villafranca desde la Iglesia de San Miguel, templo del que partió a las 20:15. Gran importancia también tuvieron las petaladas en las calles de la capital. No solo la Estrella recibió una, sino que al Carmen la bañaron sus feligreses desde un balcón a su paso por la calle Alfaros con rosas blancas y rosas. Su manto y su palio, de color claro, recogió el calor de muchos cordobeses amantes de esta dolorosa, quienes decidieron bendecirla con flores. "No he podido parar de llorar a la salida y no creo que pueda seguir conteniendo las lágrimas por mucho más tiempo", contaba emocionada Ana López, devota de la virgen, que sale anualmente todos los meses de julio y, procesionó ayer por primera vez en estas fechas por las calles de la capital.

    La intensa devoción que le tienen en los pueblos a sus patronas se comprobó ayer en la primera edición de la Magna Mariana Regina Mater. Estuvieron en todo momento acompañadas por sus vecinos, que no quisieron perderse la ocasión de ver a su Madre por monumentos tan representativos como la Mezquita-Catedral. Además, fueron las protagonistas de la tarde-noche, ya que la gran mayoría de imágenes vinieron de 18 localidades de la provincia y solo siete pertenecen a Córdoba capital. El calor, intenso, tampoco faltó.

 Marga Guillamón - Diario "El Día" de Córdoba 28/6/2015