logoagrupacion

martes, 17 de febrero de 2015

NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA Y PIEDAD DE IZNAJAR

Nuestra Señora de la Antigua y Piedad de Iznájar



    Los primeros testimonios documentales localizados constatan que en las últimas décadas del siglo XVI, la imagen de Nuestra Señora de la Antigua ya despertaba un intenso fervor entre la población iznajeña. Numerosos fieles acudían a venerarla en su ermita, situada en el Barrio Bajo y contaba con mayordomos que eran los encargados de presentar las cuentas.
    Pero no sería hasta el siguiente siglo cuando quedaría constituida la primera Cofradía. Con asistencia del Licenciado D. Luis Antonio Hurtado, Notario del Santo Oficio, vicario y Cura que fue de estas iglesias, se hicieron las constituciones en Iznájar el día 13 de Octubre de 1697, siendo notario D. Matías de Arévalo. Con algunas enmiendas a estos primeros estatutos la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad fue aprobada por el Eminentísimo Cardenal D. Pedro Salazar y Toledo, Obispo de Córdoba, el 2 de Mayo de 1699
    Tras el fallecimiento en 1733 del primer Hermano Mayor, D. Juan López Beltrán de Caso, la cofradía quedó con muy pocos hermanos cofrades por la creencia de que solo era hermandad hasta que Don Francisco Antonio Guillen y Arévalo, Presbítero de Iznájar, trajo de Córdoba la erección y constituciones de la Cofradía que se habían hecho en Iznájar el 15 de Mayo del año 1697 con licencia del Cardenal Salazar, ante D. Gabriel de Benavente, Secretario de Cámara del Obispo de Córdoba.
    Nuestra Señora de la Piedad es una figura de barro cocido policromado estéticamente enmarcada en la corriente flamenco-borgoñona similar a la del anónimo autor de la Fuensanta, que es una imagen muy cercana a la de Iznájar aunque de menor tamaño. Se ha descartado el carácter preislámico que le atribuye la tradición. La imagen parece estar datada en los años centrales del cuatrocientos, la obra guarda semejanza con las de Lorenzo de Mercader o Mercadante de Bretaña que trabajó en Sevilla entre 1453 y 1467. Su autoría hay que atribuirla a algún artista seguidor del  citado maestro por estos años.
    La sagrada imagen, obra de muy buena escultura, tiene la mano derecha sobre el pecho, junto al mismo libro que sostiene el niño Jesús sentado en su brazo izquierdo. Su tamaño es de una vara y más. Presenta un deterioro de siglos, con varias grietas en la cabeza, cuello y dorso del Niño, perforaciones de clavos, entre las que destaca la que horada la cabeza de la Virgen, pérdida de los contornos del manto de María, del pie del Niño y del borde del libro que sostiene , amén de hallarse prácticamente repintada.
    El hábito es muy amplio, con escote y sujeto en cintura moderadamente alta. Sus pliegues, que se concentran en la parte delantera, muestran plisado menudo sobre el pecho, convergen en el ceñidor y abren por debajo de este para amontonarse en un complejo reposo de los mismos a los pies de la imagen. Las mangas están provistas de grandes hopas. Los colores que decoran la indumentaria son hábito jacinto y manto azul.
     La túnica del Niño es también carmín algo más oscuro que el del hábito de la Virgen, pero, en cualquier caso, busca el paralelismo con dicha prenda mariana y no con su manto.
Es posible que bajo esta policromía, que debió renovarse en el siglo pasado, queden restos de los colores originarios, entre los cuales pudo dominar el oro. Los repintes rebasan la indumentaria y alcanzan las facciones de la Madre y el Hijo; quizá las encarnaduras sean las que hayan sufrido menos retoques.
    La Coronación Canónica de la imagen de la Virgen de la Antigua y Piedad tuvo lugar el día 8 de Septiembre de 2000, en una ceremonia religiosa a la que asistieron cerca de 10.000 devotos.
    El acto solemne de la Coronación se desarrolló en una explanada habilitada en el barrio de La Venta y puso el broche de oro a largos años de trabajo emprendidos por nuestra Cofradía para hacer realidad el feliz acontecimiento. El 5 de septiembre de 2010, coincidiendo con el X Aniversario de su Coronación Canónica, la localidad ha sumado a su Señora el reconocimiento oficial como Patrona por parte de la Santa Sede, y que recibió en una solemne Eucaristía de manos de Don Demetrio Fernández, en ese día.