María Santísima de Belén de Palma del Río
No se conoce el momento exacto en que se inicia en Palma del Río la devoción a la
Santísima Virgen bajo la advocación de Belén, aunque lo más probable es que
llegara en la Edad Media. Sabemos que en 1236 Fernando III conquistaría Palma y
que este monarca, muy devoto de la Virgen, lo primero que ordenaba era la
consagración de los templos mayores de los lugares reconquistados a María
Santísima, algo que pudo suceder en la que fuera Mezquita de la Palma musulmana
que pasaría a ser Iglesia de Santa María. Por estos años, la llegada de órdenes
militares que habían participado en las Cruzadas en Tierra Santa, así como de
órdenes mendicantes, entre ellos los franciscanos encargados de custodiar los
santos lugares, introducirían en la España reconquistada devociones
relacionadas con Tierra Santa: Santo Sepulcro, Vera-Cruz y por supuesto Belén.
Es también posible que los repobladores norteños que llegaron a Andalucía
trajeran a nuestras tierras una devoción a la Virgen de Belén que ya existía en
los siglos XI y XII en el Norte peninsular.
Las leyendas piadosas difunden que el origen de esta
devoción, al igual que otras muchas, estaría en una aparición milagrosa de la
Virgen en este caso en un cerro junto al Guadalquivir, junto a un manantial
natural de agua, a un pastor. Tras el hecho milagroso se supone que se
levantaría una ermita y que conservaría alguna imagen del tipo iconográfico
gótico, ermita e imagen que se conocerá por primera vez documentalmente en
1436, cuando se menciona en el testamento de Francisca Portocarrero (cuya
familia ostentaba el señorío de la Villa), lo que indica que ya en el siglo XV
tendría gran devoción. Con el nuevo siglo, en 1507, la Reina Juana otorga el
título de condes a los señores de Palma, la citada familia Portocarrero. El I
Conde Luis Portocarrero fomentaría en Palma la fundación en 1518 de un Convento
franciscano al que se pondría bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén
recogiéndose pues esta antigua devoción palmeña, si bien parece ser que durante
un tiempo hay mención a dos lugares ya que el santuario a orillas del
Guadalquivir continuaría funcionando y recogiendo la antigua imagen.
La primitiva Virgen de Belén continuaría durante siglos
recibiendo la devoción del pueblo, aun sin recibir todavía oficialmente el
patronazgo sobre la Villa, hecho que lo demuestran las numerosas referencias a
traídas en rogativas que se hacían de la venerada imagen. En uno de estos
traslados y estancias en la Parroquia, en 1753, la primitiva imagen arde
fortuitamente, teniéndose que encargar una nueva vinculada al círculo del
imaginero cordobés Alonso Gómez de Sandoval. En este siglo XVIII, concretamente
en 1781, el pueblo pide oficialmente el nombramiento de la Virgen como Patrona
que es otorgado finalmente en 1806 por el Papa Pío VII. Conforme a esto, se
organiza años después (por la interrupción causada por la Guerra de
Independencia) una Cofradía cuyos estatutos, redactados en 1823, son aprobados
por el rey Fernando VII en 1829.
Con el nuevo siglo, la Hermandad parece vivir un nuevo esplendor
debido a los históricos acontecimientos vividos en los últimos años: en 2006
Palma celebra el Bicentenario de la proclamación de la Virgen de Belén como su
Patrona y, a raíz de estos actos, el pueblo toma conciencia de la necesidad de
ver coronada a su Virgen. La Hermandad iniciaría los trámites necesarios que
culminaron en la tarde del día 8 de mayo de 2010 cuando la Virgen de Belén fue
Coronada, por decreto pontificio del Santo Padre Benedicto XVI, ante más de
6000 personas en una ceremonia oficiada por el Arzobispo de Sevilla, D. Juan
José Asenjo, y el Obispo de Córdoba, D. Demetrio Fernández.
La actual imagen de la Virgen de Belén es una obra firmada y documentada por el
imaginero onubense, afincado en Sevilla, Sebastián Santos Rojas, que la realizó
en 1937 tras haberse perdido la anterior en la Guerra Civil. En origen era una
talla de candelero para vestir que recogía las características de este
imaginero en su obra mariana, especialmente de Gloria: tez blanca, rostro y
poses algo hieráticas, expresión muy contenida,... La imagen actual sin embargo
es resultado de una fuerte intervención a cargo del imaginero Luis Álvarez
Duarte, consistiendo ante todo en una sustitución de la policromía por una
policromía más morena y retocando los rasgos del rostro para dotar a la imagen
de una ligera sonrisa y rostro más afinado, en definitiva, más cercana a las
características de su producción. La imagen del Niño que porta en sus brazos, se ha dicho que
guarda características dieciochescas, circulando varias leyendas alrededor de
su origen.
La venerada imagen se apoya sobre una peana del siglo XVIII
obra del célebre orfebre cordobés Damián de Castro, llevando ráfaga de esta
centuria aunque de factura algo más tosca, desconociéndose su autor. Tiene la
Virgen en su ajuar dos coronas, siendo la más destacada la corona de oro y
brillantes empleada en su coronación que fue donada por una importante familia
en la década de 1920. La corona del Niño es obra actual, realizada para la
coronación, a semejanza de esta otra y está realizada en oro procedente de
donaciones de vecinos del pueblo.